lunes, 18 de febrero de 2013

La Travesía (cuento)

La travesía
Patricio Escobar


Un movimiento interrogatorio y su compañero le respondió a la distancia con otro similar. Ambos exploradores avanzaban por la planicie sin encontrar rastros de los habitantes originales, bestias de gran tamaño, oscuras, peludas y de olor putrefacto. Los ancianos de su aldea solían contar historias de esos monstruos para asustar a los niños cuando se portaban mal. Ahora, ambos hermanos caminaban sigilosamente por terreno desconocido, esperando simplemente que ninguna de esas criaturas apareciera frente a ellos.

Su aldea se encontraba en tierras más bajas que las que ahora recorrían. “Esos seres allá arriba y nosotros acá abajo, los límites están claros y siempre ha sido así” recordaban haber escuchado desde chicos. El tiempo había vuelto a sus coterráneos cansados y adoloridos. Muchos habían pensado subir a buscar mejores lugares para instalarse, día a día, mes tras mes, año tras año, pero nadie se atrevía. Sin embargo, tan solo se necesitaba cumplir dieciséis para que estos dos personajes tuvieran la osadía suficiente para realizar la travesía.

Protegidos con tan solo unas lonas y provistos de correas, habían realizado la difícil tarea de escalar hasta el lugar que ahora recorrían. Todo lucía misteriosamente tranquilo. El terreno estaba tibio, lo que podría indicar que sus habitantes originales se habían ido hace muy poco. Los exploradores avanzaron, siempre con el temor de que todo esto fuera una trampa y que las criaturas estuvieran al acecho, mirándolos caminar, sintiendo su olor, esperando el momento preciso para atacar. Pero nada pasó.

Al cabo de un tiempo, los hermanos comenzaron a sentirse más tranquilos. El peso de toda una sociedad estaba sobre ellos, y al parecer lo habían logrado. ¡Habían explorado y conquistado esas tierras más altas! Ahora, lo que quedaba era relajarse para descansar un rato. Fue justamente en ese momento cuando una gran sombra cubrió a ambos exploradores.

"Señorita, baje los pies del asiento, por favor”

Y Natalia tuvo que hacer lo que el guardia del metro le había indicado.


No hay comentarios:

Publicar un comentario