jueves, 31 de enero de 2013

Y a la salida no estaba (texto)

Y a la salida no estaba
Patricio Escobar


“What’s on your mind?” Facebook, te contaré lo que hay en mi mente.

Leía cuentos de Poe y Cortázar acostado en el pasto del bandejón central de Pajaritos cuando un perro callejero se acercó. Yo solo tenía la orilla de una empanada que recién había almorzado, así que se la di de comer y el perro, agradecido, se echó a mi lado. Cuando mi espalda se enfrió y mi estómago comenzó a emitir ruidos solicitando alimento, me paré y caminé en dirección a la pieza que arriendo. Noté que el perro decidió seguirme, pero se demoró en cruzar la calle por la cantidad de autos que pasaban a esa hora. Miré las tres veces que lo intentó y que tuvo que devolverse al pasto por los bocinazos de los autos. Lo logró a la cuarta. Pensé que seguir leyendo encerrado en mi pieza sería aburrido y que si compraba algo rápido para comer podría darle un poco a mi ahora can amigo. Caminé hacia el supermercado y el perro me siguió hasta la entrada. Una vez dentro, pesé pan, tomé un sachet de mortadela y uno de queso. Pasé por el pasillo de los productos para perro y compré una lata de comida para perro adulto. Emocionado pasé por la caja imaginando al perro comer el contenido de esa lata, pero al salir del supermercado… el personaje de cuatro patas no estaba. Infructuosamente lo busqué por el sector por varios minutos hasta que me di por vencido y volví al lugar en donde lo vi por primera vez. ¿Moraleja de la historia? No hay. Solo quería decirles que tengo en mi mano un tarro de comida húmeda para perro adulto.

lunes, 21 de enero de 2013

Arnold, el robot pajero (Cuento)


Arnold, el robot pajero
Patricio Escobar

-Después de todo -dijo el científico de lentes y cotona blanca -la robótica está hecha para facilitar la vida y complacer al humano.

     Dicho eso, el robot que estaba detrás de él se tumba de espaldas en el suelo, saca un dispositivo alargado por una pequeña puertecilla por debajo de su “abdomen”, lo toma con la tenaza de su “brazo” derecho y comienza a realizar un movimiento repetitivo hacia arriba y abajo junto con emitir una grabación de audio a través de los parlantes en su pecho que se asemejaba a un hombre gimiendo.

-Ooohh, yeah, baby.

-Arnold, ¡detente! -exclamó el científico.

     El grupo de visitantes ríe vigorosamente y continúa la visita al Centro de Investigaciones Cibernéticas.

domingo, 20 de enero de 2013

Un Día (Poema)


Un día
Patricio Escobar


Un día juntaré las palabras que me dan risa
Palabras como choapino, cecina, y cachupín
Con ellas haré una historia tan graciosa y viva
Que la gente creerá que estoy loco por ti.

Un día anotaré los recuerdos que me dan pena
Cuando una quiso cambiarme, cuando otra nunca llegó
Estarán en un cuaderno escritos con mi letra
Y te los daré a ti, pues contigo ya no hay dolor.

Un día leeré las novelas de tu repisa
Notaré lugares, personajes, dibujos y emoción.
Escribiré la historia que hace poco empezamos
Y de los libros en tu cuarto, el nuestro será el mejor.

Un día juntaré el verde de las hojas,
Un suave girasol y el blanco de un papel;
Se los daré a algún artista esperando que él pueda
Retratar tus ojos, tu boca y también tu piel.

(Dedicado a ti, Natalia)



domingo, 13 de enero de 2013

¡Firme! (Cuento)



¡Firme!
Patricio Escobar


El batallón está formado en el patio principal del regimiento.
La noche está fresca. Los grandes focos iluminan todo el patio y encegecen a los soldados.
Los soldados que tenían cuarto medio terminado antes de entrar al servicio habían esperado sin hacer nada por casi dos horas a los otros que estaban en clases, por lo que todos estaban con sueño de una manera u otra.
Un soldado bosteza tratando de moverse lo menos posible, pues están firmes, y le sale una lágrima del ojo derecho.
El teniente que aparece por detrás de la tropa lo queda mirando y le dice:

"¡Escobar!, ¡¿te echaste Mentolatum en el ojo?!"

El soldado aguantó la risa ante tan absurda idea y respondió:

"¡No, mi teniente! ¡t.. tostesé!

Pensó en decir "Tuve que bostezar", pero a último segundo pensó en recortar la respuesta a una más espartana; la lengua entendió mal la órden del cerebro.

"¡¿y que mierda es tostesar?!" preguntó el teniente.

Esa noche, toda la compañía de morteros (incluyendo el capitán, tres tenientes, sargentos y cabos) tuvo que pagar 20 de brazos por reirse en una retreta.



viernes, 11 de enero de 2013

Amarillo Ausente (Canción)


Amarillo Ausente
Patricio Escobar


Amarillo tu pelo, amarillo a la distancia,
distancia tan corta con tu llegada
y vienes y vienes pero no llegas,
Amarillo es color de distancia.

Amarillo se ve, amarillo se siente
pero no de frente, pero no por siempre.
Amarillo es el sol, tambien la mantequilla,
el color alimenta pero no comprende.


Amarillo Ausente
Nunca estuviste aqui.
Amarillo Ausente
Nunca estuviste aqui.


Amarillo se ve, amarillo se siente
pero no de frente, pero no por siempre.
Amarillo es el sol, tambien la mantequilla
el color alimenta pero no comprende.

Color amarillo tampoco es constante, 
a veces es blanco a veces es verde.
Si es verde no es, si es blanco se fue
y te fuiste tal como viniste.

La cosa es que nunca llegaste.
Lo cierto es que nunca estuviste


Amarillo Ausente
Nunca estuviste aqui.
Amarillo Ausente
Nunca estuviste aqui.


Araña (Poema)


Araña
Patricio Escobar


At first it was a kind of punishment
For trying to invade my space
I'd keep you as my personal prisoner
seeing how you'd live in my maze

In time you became a new being
The creep of the begining changed
To my eyes you were scary no longer
Seeing you move everyday was great

From invader you went to a friend
A mate who was home everyday
Never asked or complained for anything
Only waited for me to be there

But one day I noticed you distant
You were cold and were quiet in the room
And I thought I had been such a bad guy
Hadn't given any good in return

So I tried our thing to survive
Tried to feed you just as I got fat
But it was late, you were weak
And the desperate love strike was too hard

I did wrong to you worse than I could plan
And I got hurt for being such an ass
Now you're gone and I miss you so deeply
want you back everyday after class.


Expensive Lines (Canción)


Expensive Lines
Patricio Escobar


Words and words I tried to join
into something never seen
Didn't want to earn a coin
Only sought to please the ear

Hardly looked for inspiration
In the late hours of each night
Many times I felt like quitting
I was getting nothing right.


You dye your hair, you're fairly short
Shall I write about your mole?
I know your laughter, you cycle to school
Let me teach you a grammatical rule


When I finally reached to something
And I felt it could be good
I prepared myself for showing
To the girl the finished work

Those expensive lines I dropped
All that precious time spent
Only made you smile and nod
Turned around and walked away


You dye your hair, you're fairly short
Shall I write about your mole?
I know your laughter, you cycle to school
Let me teach you a grammatical rule


But I've got to be sincere
You are not the one I see
When I close my eyes and go to sleep


:| You dye your hair, you're fairly short
Shall I write about your mole?
I know your laughter, you cycle to school
Let me teach you a grammatical rule |:

Expensive lines (x3)

El Futuro Enterrado (Cuento)


El Futuro Enterrado

Patricio Escobar



-“Y ésta parte del palacio que estaba en los subterráneos aún se encuentra en excavación.”

         El lugar estaba frío y gris. El aire olía a encierro y tierra que hace mucho tiempo no había sido removida, algo así como a cementerio. Muchos obreros con casco plástico se movían rápidamente por el lugar. Yo no llevaba casco, por lo que tuve que cubrirme la cabeza con el periódico doblado que llevaba en mi mano izquierda de los restos de tierra, madera y cemento que caían de las excavaciones superiores. Así, semi-agachado, caminaba por debajo de las mallas de contención que estaban por sobre la altura de nuestras cabezas. En un momento me detuve y quedé mirando una escena que me pareció curiosa: parecía la entrada de una sala, pero estaba totalmente clausurada con una gran cantidad de troncos apilados unos sobre otros de manera horizontal. Los troncos ni siquiera estaban procesados y aún poseían la “cáscara” oscura y áspera de los árboles. Maquinaria pesada se encargaba de remover los troncos uno a uno de esa cámara.

-“Nuestros historiadores aún se preguntan qué hay allí” dijo la mujer que hacía las veces de guía. “Por el momento, no nos queda más que esperar a que saquen todos los troncos para poder entrar”.

         Me quedé ahí, viendo como el gran brazo metálico de la retroexcavadora levantaba uno de los troncos. Yo saqué un nuevo cuchuflí de la bolsa plástica en el bolsillo derecho de mi chaqueta y me lo puse en la boca, como puro. Eran de los recubiertos con chocolate, mis favoritos. Hacia la derecha, tres o cuatro obreros movían rocas y trozos de estructura del suelo con sus manos cubiertas de gruesos guantes de cuero. Uno de ellos se parecía mucho al actor Fernando Godoy: se movía ágil y hacía gestos graciosos con la cara mientras trabajaba. De repente, siento un gran estruendo.

-“¡Cuidado, desplome!”

       Me agaché y cubrí mi cabeza con ambos brazos. A los segundos después, el ruido se detuvo y el aire quedó espeso de polvo de tierra húmeda y encierro.

-“¿Se encuentra usted bien, señor ministro?”

        Dos de los troncos que estaba levantando la retroexcavadora se soltaron y cayeron junto a mí quedando en posición diagonal, con un extremo en el suelo y el otro en el muro a mis espaldas. En su caída, golpearon la pila de troncos y éstos se derrumbaron y dejaron ver la parte superior del interior de la cámara que bloqueaban. Estaba oscuro.

-“Estoy bien, estoy bien. Metan el brazo de la máquina en ese agujero y terminen de derribar los troncos. ¡Necesito saber qué hay allí adentro!”

        La guía miró al conductor de la retroexcavadora y éste miró hacia un piso superior, donde una persona con casco metalizado asintió con la cabeza. Nos movimos unos metros detrás de la máquina, de manera que vimos desde atrás de la gran oruga izquierda cómo entraba la pala a la cámara y derrumbaba lo que quedaba de la pila de troncos.

        Cuando los troncos estuvieron quietos y horizontales en el suelo, avancé hacia la entrada de la cámara. Olía aún más fuerte a humedad y encierro.

-“¡Una linterna!” grité y extendí mi mano derecha. Un obrero me pasó una.
              
         La encendí y miré hacia adentro de la sala. No era muy profunda. La luz tocó el muro blanco del fondo y éste estaba a tan solo unos cuatro o cinco metros. Era una habitación cuadrada, vacía, blanco arriba y a los lados.

-“¿Nada? dijo un obrero. Pero alumbré con la linterna el piso.

       Grandes letras talladas en el mármol indicaban el contenido de la cámara:

-“Aquí yacen los restos de los presidentes de la República número XXXIII, XXXIV, XXXV, XXXVI, XXXVII y XXXVIII”

-“¡Ministro Portales, los encontramos!” dijo alegremente la guía detrás de mí.

-“Si, ellos son”

         Y en ese preciso momento, un viento muy fuerte sopló desde el interior de la cámara que hizo que nos diéramos vuelta y cubriéramos nuestros rostros con los brazos. Todo, acompañado por un lúgubre sonido similar a un grito muy agudo de mujer.