Arnold, el robot pajero
Patricio Escobar
-Después de todo -dijo el
científico de lentes y cotona blanca -la robótica está hecha para facilitar la
vida y complacer al humano.
Dicho
eso, el robot que estaba detrás de él se tumba de espaldas en el suelo, saca un
dispositivo alargado por una pequeña puertecilla por debajo de su “abdomen”, lo
toma con la tenaza de su “brazo” derecho y comienza a realizar un movimiento
repetitivo hacia arriba y abajo junto con emitir una grabación de audio a
través de los parlantes en su pecho que se asemejaba a un hombre gimiendo.
-Ooohh, yeah, baby.
-Arnold, ¡detente! -exclamó el
científico.
El
grupo de visitantes ríe vigorosamente y continúa la visita al Centro de
Investigaciones Cibernéticas.
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